Estrategias de manejo de riesgos
El manejo básico de riesgos implica identificar, evaluar e implementar estrategias para gestionar y mitigar los riesgos que pueden afectar a una organización o proyecto individual. Es una parte fundamental de la gestión de riesgos, cuyo objetivo es minimizar las pérdidas potenciales o los impactos negativos asociados al riesgo. A continuación se presenta un desglose de los métodos y estrategias básicos de manejo de riesgos:
El primer paso para manejar el riesgo es identificar los riesgos potenciales que podrían afectar sus objetivos u operaciones. Esto implica observar todos los aspectos de su entorno para encontrar cualquier cosa que pueda representar una amenaza. Las fuentes comunes incluyen incertidumbres financieras, responsabilidades legales, errores de gestión estratégica, accidentes y desastres naturales.
Comprender ejemplos del mundo real de diversos tipos de riesgos puede ayudar a diseñar estrategias de manejo de riesgos más efectivas. A continuación se muestran ejemplos de diferentes categorías de riesgo:
Volatilidad del mercado: La crisis financiera de 2008 ejemplifica cómo las crisis del mercado pueden erosionar los valores de inversión.
Fluctuaciones de las tasas de interés: El aumento de las tasas de interés puede aumentar los costos de endeudamiento y afectar negativamente a las empresas con deuda significativa y a los inversores en valores de renta fija.
Riesgo cambiario: Las empresas que operan internacionalmente, como Apple, pueden enfrentar pérdidas debido a movimientos desfavorables del tipo de cambio que afectan sus ganancias en el extranjero cuando se convierten a su moneda local.
Reclamaciones de responsabilidad por productos: En 2019, Johnson & Johnson enfrentó numerosas demandas alegando que sus productos de talco en polvo causaban cáncer, lo que resultó en miles de millones en acuerdos legales.
Litigios por violación de datos: La violación de datos de Equifax en 2017 dio lugar a una demanda colectiva y a un acuerdo de hasta 700 millones de dólares debido al mal manejo de datos personales.
Disputas de propiedad intelectual: Samsung y Apple han estado involucrados en una serie de batallas legales por infracciones de patentes, lo que les ha costado a ambas compañías cantidades significativas en honorarios legales y acuerdos.
La incapacidad de Kodak para adaptarse a la fotografía digital: La renuencia de Kodak a adoptar la fotografía digital, a pesar de inventar la primera cámara digital, llevó a su quiebra en 2012.
El declive de Blockbuster: Blockbuster no reconoció el cambio hacia el streaming y las descargas digitales, lo que llevó a su caída frente a competidores como Netflix.
Estrategia de teléfonos inteligentes de Nokia: La respuesta tardía de Nokia al mercado de teléfonos inteligentes dominado por los dispositivos iPhone y Android de Apple redujo significativamente su participación de mercado.
Derrame de petróleo de Deepwater Horizon (2010): Una explosión en la plataforma petrolera Deepwater Horizon operada por BP resultó en uno de los peores desastres ambientales en la historia de Estados Unidos.
Desastre nuclear de Fukushima (2011): Después de un terremoto y un tsunami masivos, la central nuclear de Fukushima Daiichi experimentó fusiones, lo que tuvo importantes repercusiones ambientales y financieras.
Huracán Katrina (2005): Uno de los desastres naturales más costosos en la historia de Estados Unidos, que causó más de $125 mil millones en daños y afectó gravemente a las empresas y la infraestructura en Nueva Orleans y sus alrededores.
Incendios forestales en Australia (2019-2020): Incendios devastadores afectaron a gran parte de Australia y causaron importantes daños económicos, pérdida de vidas y destrucción ecológica.
Pandemia de COVID-19 (2020-): Una crisis de salud global que provocó cierres económicos, volatilidad del mercado e incertidumbres financieras generalizadas para empresas e individuos en todo el mundo.
Una vez identificados los riesgos, el siguiente paso es analizarlos para comprender su posible impacto y probabilidad. Esto se puede hacer mediante métodos cualitativos (que describen el riesgo en términos de su naturaleza e impacto) o métodos cuantitativos (utilizando valores numéricos para estimar la probabilidad y las consecuencias). Este análisis ayuda a priorizar qué riesgos necesitan atención inmediata.
La evaluación de riesgos compara los resultados del análisis de riesgos con los criterios de riesgo establecidos por la organización o el individuo. Ayuda a decidir qué riesgos son aceptables y cuáles requieren mitigación. Este paso a menudo implica considerar el costo de la mitigación del riesgo frente al beneficio de la reducción del riesgo.
Hay cuatro estrategias principales para manejar el riesgo:
Cambiar de planes para evitar el riesgo por completo. Por ejemplo, decidir no continuar con una parte del proyecto que se considera demasiado arriesgada.
Tomar medidas para reducir la probabilidad o el impacto del riesgo. Esto podría implicar implementar medidas de seguridad, desarrollar planes de respaldo o elegir tecnología más confiable.
Transferir el riesgo a un tercero, como a través de pólizas de seguro o subcontratando determinadas operaciones a expertos que puedan gestionar mejor los riesgos asociados.
Decidir aceptar el riesgo sin tomar medidas para mitigarlo. Esta estrategia suele elegirse cuando el costo de la mitigación excede el beneficio potencial o cuando el riesgo se considera aceptable en el contexto de los objetivos generales.
La implementación de la estrategia de manejo de riesgos elegida implica tomar acciones concretas para gestionar los riesgos identificados de acuerdo con la estrategia seleccionada. Este paso requiere una cuidadosa planificación y asignación de recursos para que sea eficaz.
El manejo de riesgos es un proceso continuo. Es esencial realizar un seguimiento periódico de los riesgos y de la eficacia de las estrategias de gestión. A medida que cambian las condiciones, los riesgos previamente identificados pueden variar en gravedad y pueden surgir nuevos riesgos, lo que requiere una reevaluación del plan de gestión de riesgos.
A pesar de las mejores medidas preventivas, todavía pueden ocurrir eventos inesperados. Las oficinas familiares deben contar con un plan de gestión de crisis, que incluya una cobertura de seguro integral adaptada a las necesidades únicas de la familia. Este plan debe revisarse y actualizarse periódicamente para reflejar la evolución del panorama de riesgos.
La gestión eficaz de riesgos es crucial para proteger los activos, garantizar la seguridad y alcanzar los objetivos. Ya sea que se gestionen riesgos en un proyecto personal, un negocio o cualquier otro esfuerzo, estas estrategias básicas brindan un marco para tomar decisiones informadas sobre amenazas potenciales. Al identificar, analizar, evaluar y gestionar los riesgos sistemáticamente, las personas y las organizaciones pueden afrontar las incertidumbres con mayor confianza y seguridad.
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